Miedo
El miedo es una de las emociones primarias del ser humano y los animales (es decir, una de sus reacciones fundamentales y primitivas), y se produce por la presencia (real o imaginaria) de un peligro, un riesgo o una situación amenazante. Se trata de una emoción desagradable, muy vinculada con la ansiedad, y cuyo grado máximo lo representa el terror.
La palabra “miedo” proviene del latín metus, con el mismo significado, y es más o menos equivalente a pavor, espanto, susto o temor. Desde tiempos antiguos, el miedo ha estado presente en las consideraciones culturales de tipo ético y moral, o en los códigos de conducta y los valores fomentados tradicionalmente.
En ocasiones, sentir miedo resulta desagradable, por eso, se ha etiquetado como una emoción negativa. Nada más lejos de la realidad, pues sentir las emociones siempre es positivo, sea cual sea. Todas las emociones, bien reguladas y gestionadas son buenas para nosotros.
¿Qué función tiene el miedo?
El miedo está presente en todos los seres humanos. El miedo es un mecanismo para adaptarnos al entorno y a sus peligros. Su función es la de protegernos ante situaciones de riesgo. El miedo se activa cuando detecta una amenaza, haciendo que nos retiremos de esta situación. Esta amenaza puede ser para nuestra integridad física o nuestra vida, así como para nuestra reputación, nuestra autoestima, autoconcepto o nuestra seguridad, en función de la idea y las creencias que tengamos al respecto. Así que el miedo es una emoción que reacciona dependiendo de nuestros filtros mentales. En definitiva, el miedo nos ayuda a alejarnos de un suceso que no estamos preparados para afrontar.
¿Qué pasaría si no existiera el miedo?
Como hemos visto, el miedo tiene la función fundamental de asegurar nuestra supervivencia. Si no tuviéramos miedo moriríamos. Sin miedo, actuaríamos de forma temeraria y pondríamos en peligro nuestra vida, así que probablemente moriríamos.
Por todo ello, el miedo tiene una gran importancia. Actúa como regulador de nuestra conducta, avisándonos de los peligros. Como haría una madre prudente: el miedo nos cuida.
Tipos de miedo en psicología
El miedo en sí mismo es positivo e imprescindible, pero en ocasiones resulta un problema. ¿Cuándo es el miedo un problema? Cuando el miedo que sentimos es disfuncional, es decir, cuando la situación que nos genera miedo no es un peligro real, cuando la consecuencia de sentir ese miedo es aún peor para nosotros que lo que ocurriría si no sintiéramos miedo. Por ello, podemos diferenciar dos tipos de miedo:
El miedo adaptativo, que se activa ante un peligro real y nos ayuda a sobrevivir. El miedo funcional es adaptativo porque permite adaptar nuestra conducta a las situaciones, en nuestro beneficio. Este miedo, es útil porque hace que estemos alerta ante una situación que conlleva algún riesgo y actuar en nuestro beneficio en circunstancias peligrosas. Por ejemplo, el que nos hace no caminar por en medio de la autopista o por el borde de un abismo, o el que nos hace ir al médico.
El miedo patológico es aquel que entorpece nuestra vida y nuestro desempeño normal. No es adaptativo ni útil para nosotros. Por ejemplo, cuando existe un fuerte miedo a los aviones y no se utiliza ese transporte, con la consecuencia de duplicar el tiempo del desplazamiento, además de disminuir la comodidad. Ese miedo no se debe únicamente a un peligro real, sino al conjunto de experiencias y creencias que forman el filtro cognitivo de una persona, a través del cual se observa y se interpreta la realidad.